Una voz en primera persona, nosotros en tanto usuarios, diagnosticados, psiquiatrizados...
Nuestra asociación se distingue por tener uns doble vertiente: reinvidicativa y terapéutica.
En lo tocante a lo terapéutico nos basamos en la escucha y empatizar "entre nosotros"; aunque no rechazamos la ayuda y el apoyo de profesionales y familiares. Defenderemos este método siempre y defenderemos que la sobremedicación no puede sanar ni paliar los síntomas.
Nuestras reinvidicaciones básicas serán VIVIENDA, PENSIÓN Y TRABAJO. Si bien ahora no podemos profundizar en cada uno de estos derechos -así los consideramos- tenemos claro que el Estado debe tomar partido en pos de cubrir estas necedidades.
Reclamamos un trabajo digno y/o una pensión con la que podamos ser autónomos de nuestras familias. Entendemos que un trabajo digno supone adaptarlo a nuestras necesidades.
Reclamamos viviendas especiales para nuestro colectivo. Tambien atención de carácter público y gratuito (incluida la medicación, para quien realmene la necesite) donde se integre la labor profesional con la nuestra, en un clima satisfactorio: de charla y aprendizaje mutuo.
Reclamamos así mismo recursos para instalaciones, para la investigación, para las terapias humanitarias; reclamamos también recursos para nuestras actividades reinvidicativas y recreativas.
A raíz de la práctica psiquiátrica cuestionamos también la condición de brotado que necesariamente tiene que ser tratado con medicación, dejando de lado otro tipo de atenciones. También cuestionamos la utilidad de ser internado en uno de esos centros que no han dejado de ser hasta hoy en día "tristes manicomios, centros de reclusión". Así reclamamos su vaciamiento al tiempo que se humaniza el trato de quienes ingresan. Reclamamos la posibilidad efectiva, en el acto, de negarse a ingresar a uno de estos centros; por la alternativa a algún tipo de tratamiento ambulatorio (en casa y/o en el propio centro de salud).
Abogamos por la supresión de la contención mecánica y todas las prácticas invasivas, que se castigue la brutalidad, que el profesional sea alguien con sensibilidad y conocimiento, que se marque como pauta empatizar.
No obstante si alguno de nosotros necesita pasar un tiempo de descanso familiar o de otro tipo, el alojamiento terapéutico debe ser un derecho a observar y a cumplir de acuerdo con nuevas leyes que recojan un estatus legal para el diagnosticado.
Reubicación y alta voluntaria si así se solicita.
Restitución del honor. Lucha contra el estigma, el autoestigma y la marginación.
Hacernos dueños de nuestras vidas. Buscar un lugar para cuestionar, cuanto menos, la dicotomía sano/enfermo. Ir a la raíz del problema: la soledad, la frustración y el miedo.
NUESTROS DERECHOS ESTÁN POR CONQUISTAR.
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